
Pocas imágenes son capaces de desgarrar el alma como la que este miércoles recorrió el planeta en cuestión de minutos. Un niño de tan solo tres años, inerte sobre la orilla de una playa de Turquía. Su nombre era Aylan Kurdi. El pequeño, de nacionalidad siria, perdió la vida en un vano intento de huir de la guerra. Su fotografía se ha convertido en el crudo reflejo del horror que día a día se vive en el mar Mediterráneo. Una estampa terrible que ha conseguido despertar la ira de Occidente, cuya conducta ante la tragedia oscilaba hasta ahora entre el ensimismamiento, la impotencia y la aprensión.


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